9.-TIA COCORITO.

Vino la tia Cocorito, 91 año, pequeñita porque nunca fue alta y la vejez la pone ligeramente chaparrita, muy ligeramente; la mirada va y viene inquisitiva, conectando con todo. No va y viene su andar, ese es muy seguro para su edad, lento y bien asentado, nada de locuras ni correrías, pero se desenvuelve y nada la detiene. La voz, chillona y alta, como siempre; la risa, siempre pronta; ¿La palabra? Noo, de esa cuídate, porque es lúcida, sagaz, franca y actual. Mujer decidida que le quitó en su momento las riendas de la casa y la familia a su marido y el jamás las recuperó, yo creo que jamás quizo hacerlo, no era mucho su deseo de dominar o mandar, asi que ella, por carga o por gusto, siempre llevó el mando y la voz cantante.
Muy pata de perro, es decir, viajera desde que tuvo posibilidades económicas y las obligaciones fueron menguando.Vino a ver a su hermano menor, pero que parece mayor que ella, enflaquecido por las depresiones que lo llevan a no comer, por lo aprensivo que no lleva a rechazar alimento tras alimento con la idea de que 'le hacen daño, le caen mal', y su salud y su médico le dicen lo contrario, -no tienes nada, estás absolutamente sano, como lo que quieras- el no hace caso, tiende a hacerse pasar por faquir y no come. Depresiones que van y regresan.
Pasó campanita por la casa, un ejemplo de longevidad y ganas de vivir, no de sentarse a esperar la muerte sin vivir ni disfrutar de nada, como si a eso nos obligaran los años. Bien por ella y por todos los que la conocemos y podemos seguir con su ejemplo.