martes, 2 de agosto de 2011

VIOLENCIA, QUE LE DICEN

¿Que es un niño?
Un niño es un paquete de semillas, que comparación, pero es cierto. Lo sabemos, las semillas contienen en si el germen de cosas nuevas que crecerán, en un niño también las encontraremos.
En un niño está la inocencia.
La alegría, la felicidad.
La confianza, la inteligencia.
La honradez y los deseos de superación.
El amor, la curiosidad.

Un niño, es entregado completo en tus manos desde el momento de su concepción. La primera vez que lo abrazas, se establece un contacto, que parece eterno y a veces lo es, pero también a veces se rompe, es decir, resulta tan dañado que pareciera que ya no existe, pero ahí sigue en el fondo de nuestra mente, la relación madre hijos.
Cuando se tiene en brazos al hijo, se empieza a construir o a destruir en el, a través de nuestro amor y de todos nuestros actos, vamos moldeando el resultado. Ya lo has leído por ahí, quien crece con amor, da amor; quien crece con violencia, regresa violencia, etcétera. Y eso desde la cuna.
¿Cuantos años tiene tu hijo ahora, tres, once, siete, quince? Mira su carita, ¿todavía ves en ella amor? Obsérvalo, ese gesto que frunce su frente, ¿que no es rencor? ¿O te parece odio? ¿Quién lo ha puesto ahí?
Se supone que tú eres la fuente principal en la educación de tu hijo, el padre también hace lo suyo, pero tú lo observas, eres partícipe. ¿Quien ha enseñado a tu hijo a ser rencoroso, vengativo? ¿No serán tus golpes? El niño, contiene la semilla del amor y del rencor y del odio. ¿Por que han germinado mas las últimas que la primera? Porque se han regado mas esas semillas que la semilla del amor.
¿Que estás matando en tu niño? A base de regaños innecesarios, incontrolados, de golpes causados por tu ira y por tu propio dolor, no por su conducta, se está muriendo su alegría, su confianza en todos representados en ti; se está muriendo su inocencia asfixiada por el rencor de ver lo injusto de tu conducta, porque los niños saben si merecen un castigo, o solo le pegas porque estás enojada con el papá o con el mundo, con la vecina o con el cobrador. ¿Que estás matando en tu hijo? ¿Cómo esperas verlo crecer confiado , tranquilo, alegre, si el diario vive con el miedo de molestarte, de enfadarte, de que tu ira se dirija hacia el y resulte injustamente maltratado. Bueno, además de que no hay maltrato justo.
Ay mi chiquitin, si pudiera haber calma en tu madre para oír lo que dices en tu corazoncito, ¿sería algo así?
“Mamá estoy harta, harto, de que me pegues, a diario me gritas y me golpeas por lo que hago, por lo que dejo de hacer, por lo que hago mal. Cuando dices que lo hago mal, nunca me has dicho como se hacen las cosas, ¿como voy a aprender a hacerlo bien? Mamá, ayer te enojaste porque vinieron a cobrarte no se que cosas, se que no tenías dinero, y eso te preocupa, pero, ¿por que me gritaste a mi? Mamá, se que tienes miedo de que papá nos golpee cuando lleva ebrio en la noche, yo también tengo miedo, pero también de ti, porque siempre estás al pendiente de el, y a nosotros siempre encuentras la manera de castigarnos y mandarnos a acostar antes que el llegue, mamá, yo también les tengo miedo. Si no nos pega el, lo haces tu. No se donde esconderme, no puedo irme de tu lado porque soy pequeño, piensa mamá, que me lastimas en mi corazón y en mi cuerpo. Si tu, mi madre, no eres mi refugio, ¿entonces quien? Te quiero, mamá, y no quiero tenerte más miedo y dejar de quererte.” Pensemos

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