martes, 30 de abril de 2013

YA VINE, YA ME VOY

Mientras acomodaba mis cuadernos y sacaba punta a mis lápices, metafóricamente hablando, se me cambió el tema  que venía dispuesta a escribir; me alegro, pues estaba lleno de autocompasión y es dañina. La autocompasión es revolcarse en un charco de dolor que uno mismo forma, si no lo hace, no tiene donde revolverse.Y paso a hablar del tiempo, ya está siendo hora de empezar a fijarme en la hora para llegar a tiempo a la cita, asunto que también a nadie le importa, pero que es una realidad. Cuando no tomo conciencia del tiempo, puedo no cumplir con las citas. A final de cuentas,  que  me importa a mi  que sea "hora de comer" si puedo comer a la hora que lo desee...gracias a Dios, teniendo que comer... que me importa si abro o no a horario si no tengo un patrón, aunque, los clientes necesitan punto de referencia pero a otros les importa poco, si ellos salieron de madrugada de casa, o vienen en su tiempo de salir a comer en sus trabajos, quieren verlo aquí a uno, como si uno fuera el que se cayó de la cama, o uno no tuviera derecho a salir a comer también.
Los clientes son irrazonables a veces e inventan tantas cosas; para empezar, que tu ya no trabajas, porque han visto un día cerrado. Que vives en un sitio lejano, porque así se los dijo alguien sin ser cierto;  que estas dormida, aunque uno ande lavando toda la ropa de la casa en dos horas de su "merecido descanso". Ellos siempre saben donde estás y que haces, por lo general, que no haces, porque eres un flojonazo que no trabaja, según ellos.

Por lo pronto ando en plan de inconforme, inconforme de demasiados asuntos. Voy a ver si arreglo uno al menos, en este momento. Salgo del aire.

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