Los granitos sagrados.
El arroz. Crecí, lo poco que crecí, cuidando los granitos de arroz, cada vez que mamá nos servía un plato de arroz cocido, si caían granitos a la mesa, los recogía y los comía. No me gusta desperdiciar el arroz, si sobra, se guarda para re cocinar otro día en otra forma. Una hermana mía hace lo mismo, cuando nuestros hijos hacen tiradero de granitos de arroz,ella los va recogiendo de la mesa y los lleva a la boca.
El frijól.
Mis vecinas, al contrario, crecieron cuidando el frijol, no era cosa de dejar tirado frijol cuando se traía de la cosecha a guardar en casa,si se rompía un costal, se recogía a conciencia.
Hay unas máquinas enormes que recogen el frijol del campo y luego lo llevan a la casa o almacén del dueño; vacían, pero siempre queda frijol en los espacios donde este estuvo contenido.
Hay niños, que se meten en esos depósitos y recogen lo abandonado, juntando hasta uno o dos o tres kilos entre todos. Lo llevan a casa, muy felices.
Las señoras también, enseñan a sus hijos ese respeto a esos granitos de frijol.
¿Que importa? No se, pero me gusta esa reverencia por el producto de la tierra y del trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario